En estos días, mi hija de 8 años me mostró su carta a los Reyes, la cual decía en una parte: Queridos Reyes Magos, aunque me he portado mal, tráiganme por lo menos el nenuco que me gustó, y si ustedes quieren, algo más...
Después de leérmela me dijo: Mamá, ¿entonces si me porto mal no me van a traer nada? Adicional a que ha escuchado comentarios de algunas personas que siguen usando este evento tradicional para manipular y lastimar a los niños en su autoestima y merecimiento.
Entonces la miré y le dije: Los Reyes Magos saben que estás madurando emocionalmente, que te vas a desequilibrar y a caer varias veces; a eso la gente le llama portarse mal... Sin embargo, ellos se fijan en cuánto mejoras, con cuántas ganas te levantas después de que te caes; cuánta atención pones en no volverte a caer por lo mismo... En eso se fijan ellos... Y como sabes, ellos viven en una dimensión mágica, desde donde nos mandan polvos mágicos a los que te amamos para hacer realidad tus juguetes... Si sigues creyendo en la magia, nos seguirán mandando regalos para ponerte en el árbol y recordarte que has mejorado mucho, y que ellos se dan cuenta de ello.
Ella sonrió y durante toda la semana su inteligencia emocional dio un salto cuántico, poniendo mucha más atención en contenerse por sí misma y rectificar...
El día de Reyes su niñera le dijo: Ni que te hubieras portado tan bien... Y mi hija volteó serena y le dijo: Los Reyes te traen regalos por mejorar cada día, no por portarnos bien...
Acto seguido, regresó a abrir sus juguetes y jugó... Con su inocencia intacta, con su merecimiento bien puesto y valorando cada obsequio que descubría en su rincón mágico.
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