Hace un par de semanas salimos de viaje, por pandemia no dan bebidas ni alimentos en los autobuses; así que le dije a Ki: Tú encárgate de llevar botanita y agua, yo me encargo de todo lo demás..."
Cuando ya estábamos en el autobús, me dijo: Mamá, tengo sed, y le respondí: Saca de tu mochila lo que trajiste... Mamá, lo olvidé... fue la respuesta.
...Ok Ki, son 4 horas de viaje, ahora ni tú ni yo tenemos provisiones... En un equipo cada quien hace su parte, tú no hiciste la tuya...
Llegamos a CDMX y por el tránsito, se hacia tarde para llegar al aeropuerto; así que al bajar del autobús, no alcanzamos a comprar nada... Corrimos al taxi y pasamos hora y media más en el tráfico... ella seguía con sed...
Al llegar al aeropuerto, todavía esperamos una hora para documentar y para la revisión...
Dieron las 6 de la tarde y por fin paramos a comprar un baguette y una bebida... Ella tomaba sus alimentos con hambre, con gusto, con esa sensación de haber esperado mucho para conseguir algo... Mientras tomaba su bebida, sus ojos me miraban en una profunda comprensión del día... y sólo dijo Gracias mamá...
Hoy, viajamos nuevamente; a las 6 de la mañana la desperté y le dije Ki, recuerda que te tocan las botanas y las bebidas...
Al subirnos al Uber dijo: Mamá, traigo las botanitas... 😉
En el autobús sacó su lunch con una profunda cara de orgullo y satisfacción por tener provisiones, por haber hecho su parte, y por poder compartir con todos...
Y cuando la conciencia llega, los regalos se expanden... pues Alhelí Marín llegó con agua extra para todas.
Se educa a diario; cada segundo es una oportunidad cuando la conciencia de alguien está en tus manos: hijos de sangre y redes de elección.
Los hijos nos tocaron por karma, principalmente, (algo no hemos aprendido juntos en otras vidas), el conectar con ellos y acompañarlos, hace que ese karma se limpie, emanando amor y gratitud por habernos tocado juntos en esta vida.
Mis hijos son la gran oportunidad de educarme a mi misma con más amor...
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