Todos venimos de una mamá y un papá. De la madre nos viene la capacidad de ser abundantes y del padre, la llave del éxito.
Cuando el padre no es reconocido por cualquier circunstancia, se está rechazando subconscientemente a la mitad de uno mismo.
Las madres que dicen ser papá y mamá a la vez (muestra de mucho amor pero amor inconsciente), están cargando con una responsabilidad que no les toca y están privando subconscientemente a sus descendientes de la fuerza y las llaves del éxito para alcanzar sus verdaderos sueños.
Lo que están siendo es sólo madres, cubriendo quizá todo lo que el hijo requiera; pero sólo como madres.
En constelaciones familiares, estas heridas se sanan al aceptar al padre y saberlo no disponible para esta vida, dándole un lugar en el corazón con agradecimiento por la vida, aunque ni siquiera se le haya conocido.
Esto pacifica las almas, evita exclusiones del sistema que alguien pagará hacia adelante y permite una mayor apertura a la abundancia.
Tomemos hoy a papá en el corazón y con él todos sus regalos; el mayor regalo que podemos darle es el no juicio y el desarrollarnos en trascendencia.
Completemos nuestro corazón con un ¡¡gracias por la vida, papá!!
*Imagen tomada de la web
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